lunes, 25 de enero de 2021

 Hábitos Bucales perniciosos en niños.



Los hábitos bucales son una indudable causa primaria o secundaria de maloclusiones o anomalías dentofaciales, que son afecciones del desarrollo que, en la mayoría de los casos, no se deben a procesos patológicos, sino a una moderada distorsión del crecimiento y desarrollo normales causada por los hábitos bucales perniciosos.




Existen estudios que muestran resultados con alta prevalencia de hábitos bucales como el estudio de Murrieta et al, en México en el 2007, en el que se encontró una prevalencia en su estudios del 68.2% presentó al menos un hábito bucal parafuncional, en comparación con 31.8% de los preescolares que no presentó ninguno.

Succión digital

Es un hábito muy común en la infancia, en ocasiones llega a ser considerado normal, ya que se encuentra en más del 50% de los niños pequeños. Los efectos de este hábito dependen de la duración frecuencia e intensidad, así como el número de dedos implicados y la posición en la que se introducen en la boca y del patrón morfogenético.        Puede tener como consecuencias: protrusión de los incisivos superiores (con o sin diastemas), retroinclinación de los incisivos inferiores, mordida abierta anterior, estrechamiento de la arcada superior, protrusión maxilar, mordida cruzada posterior o dimensión vertical aumentada.

Succión labial


González et al. definen a la queilofagia (succión labial) como la costumbre de morder o chuparse el labio, generalmente el inferior. La actividad del labio inferior tiene un papel significativo en el desarrollo de maloclusiones, ya que sirve de guía en la erupción de los incisivos permanentes tanto superiores como inferiores.

Su etiología puede ser por un verdadero hipodesarrollo mandibular que produce retracción de la mandíbula durante el acto, linguoversión de incisivos inferiores y vestibuloversión de incisivos superiores.

 Onicofagia

Es el hábito de morderse las uñas, que es bastante frecuente en niños de edad escolar. La persona que presentan este hábito por lo general es una persona hiperactiva, autoritaria que exterioriza poco o mal sus sentimientos y vive en estado de tensión y de preocupación.                                                                        Puede producir desviación de uno o más dientes, desgaste dentario localizado y afectación localizada del tejido periodontal. 


Estos factores etiológicos pueden hacer que el paciente desarrolle bruxismo o alteraciones a nivel de la articulación temporomandibular.

Morderse las uñas puede resultar en infecciones cruzadas por el trasporte de gérmenes que se ocultan bajo las uñas o la boca y viceversa.

Uso prolongado del chupón


El chupón podría definirse como un artículo que el niño succiona, pero del que no extrae ningún fluído.

El chupón provoca que el niño no haga adecuadamente el movimiento de la boca. La succión prolongada es uno de los principales condicionantes de maloclusiones clase II división I, y que tiene gran influencia en la aparición del escalón distal patológico a nivel de los segundos molares temporales en edades tempranas.

Uso prolongado del biberón

El hábito de alimentación con biberón va íntimamente relacionada con la deglución atípica, por persistencia de la forma visceral de deglución que debe ser normal en el niño sin dientes, pero que debería cambiar a una deglución somática con la aparición de los dientes.

El uso prolongado del biberón podía causar efectos negativos como: paladar ojival, protrusión maxilar, retrognatismo, incisivos superiores vestibularizados e inferiores lingualizados, resalte aumentado, mordida abierta anterior o lateral, mordida cruzada posterior, tendencia a clase II división 1, hipotonía labial, labio inferior hiperactivo con contracción anormal en la succión y deglución.

Según Hidalgo, también se puede observar: boca abierta, facilitando la respiración oral, persistencia de deglución infantil, problemas fonéticos, interposición lingual en reposo, labio inferior colocado por detrás de los incisivos superiores, interferencia de la secuencia normal de la erupción, entre otras.

Respiración bucal

La respiración nasal es aquella en la que el aire ingresa por la nariz sin esfuerzo con un cierre simultáneo de la cavidad oral, mientras la respiración bucal es una condición relativamente frecuente en niños que presentan insuficiencia respiratoria nasal.                                                      La respiración oral se puede alterar por:                  Obstrucción funcional o anatómica: por presencia de un obstáculo que impide el flujo normal del aire. Puede ser por adenoides o cornetes hipertróficos, tabique desviado, inflamación de la mucosa, infecciones, alergias, etc.                          
Hábito: el individuo respira por la boca como consecuencia de la obstrucción anatómica o funcional, que a pesar de haber sido eliminada, ya es costumbre respirar por la boca.

Como consecuencia de una respiración oral se puede presentar: síndrome de cara larga, mordida cruzada posterior unilateral o bilateral, acompañado de mordida abierta anterior, paladar alto y ojival, retrognatismo, labio superior corto e hipotónico, labio inferior hipertónico, borla del mentón hipertónica, vestibuloversión de los incisivos superior, maxilar superior estrecho, protrusión maxilar, gingivitis crónica, incompetencia labial incisivos inferiores lingualizados y apiñados, y perfil convexo.

Deglución atípica


Se caracteriza por la interposición de la lengua entre ambas arcadas dentarias en el acto de deglutir, a esto se le conoce como lengua protráctil. El individuo al deglutir necesita hacer vacío en conjunción con los movimientos de la lengua para pasar el alimento a la faringe. Cuando existe lengua protráctil, el sellado periférico anterior para producir el vacío necesario se hace al contactar la lengua con los labios directamente.

Consecuencias: Mordida abierta anterior y posterior, protrusión de incisivos superiores, presencia de diastema anterosuperior, labio superior hipotónico, incompetencia labial e hipertonicidad de la borla del mentón.


Los hábitos orales son muy comunes en niños y se consideran normales hasta los dos y medio o tres años, después de esta edad deben eliminarse, por su repercusión en el desarrollo de maloclusiones que provocan deformaciones tanto en el orden biológico, psicológico, social y económico por lo costoso de estos tratamientos.